MADRE LAURA Y CLARET

RASGOS DE LA BEATA LAURA MONTOYA Y SAN ANTONIO MARIA CLARET.


RASGOS BEATA LAURA MONTOYA

RASGOS SANANTONIO MARIA CLARET

Nació en Jericó, Antioquia Colombia el 26 de mayo de 1874. sus padres Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui, la primera de tres hermanos.
Mujer extraordinaria, para pasar por encima de los obstáculos, sin desanimarse un momento.
Maestra excelente, se empeño en hacer de sus discípulas amantes de Dios, utilizo la pedagogía del amor, promotora de la educación popular.
Misionera heroica, en su corazón se plasmo la idea de que Dios sea conocido y amado de todos, optando por el pueblo desprotegido.
Gran escritora, no escribió por simple amor al arte, para ella fue una tarea más, al servicio de su ideal misionero.
Fundadora de una congregación, como mujer latinoamericana, abrió mecha al trabajo misionero entre los indígenas.
Su temperamento era emotivo, activo, primario, era enérgica y firme.
La madre Laura tenía una visión clara de futuro.
Excelentes relaciones humanas.
Convincente de ideas claras.
Descomplicada, optimista y sincera.
Sensible y solidaria ante el dolor humano
Reveladora de un espíritu superior, bien dotado desde el punto de vista intelectual, buena lógica, razonamiento riguroso.
Extraordinaria memoria, gran capacidad de atención y concentración.
Imaginación rica e ingeniosa, sentido practico de la vida.
De trato dulce y afable.
De gran equilibrio psicológico y buen humor.
Vivió en grado heroico las virtudes de sencillez, abnegación, el celo por la misión, la pobreza, humildad.
Fuerte experiencia de Dios.
Opción preferencial por los pobres, abrió brecha al trabajo misionero entre Indígenas.
Retoma su vida, su historia, asumiéndola con fe, como punto de partida en el crecimiento espiritual.
Integro la fe con la vida cotidiana.
Supo integrar en su vida la contemplación y la acción pastoral.
Mujer amante de Maria y sus virtudes.
Mujer con una gran capacidad de escucha, acogedora y responsable.

Antonio Claret y Clara, nació en Sallent (Barcelona España) el 23 de Diciembre de 1807, sus padres Juan Claret y Josefa Clara, era el quinto de once hermanos.
Desde pequeño era amante de la eucaristía y de la virgen Maria, rezaba diariamente el santo rosario.
Tenia una gran debilidad por los libros los cuales, escogía sus lecturas y se los devoraba.
Era trabajador y dedicado a sus labores de textiles.
Tenía un contacto permanente con la palabra, impulsándolo a un insaciable espíritu apostólico y misionero.
A los 27 años fue ordenado sacerdote por el obispo Fray Juan José de tejada.
Era apóstol y misionero, entregado por completo a los quehaceres sacerdotales.
Tenía una caridad sin límites.
Era un gran predicador, convincente y de buen humor.
Tenía una gran virtud de penetrar en las conciencias.
Era un hombre de temple de acero y resistente a todos los obstáculos en misión evangelizadora.
Fue escritor.
Fue fundador la archicofradía del corazón de Maria y los misioneros hijos del corazón Maria.
Fue un hombre sembrador de amor y luchador por la justicia.
Lo movía la compasión y la convicción de haber sido elegido.
Dedico su vida al proyecto de Dios.
Era de celo ardiente y ferviente oración.
Fue itinerante y valeroso.
Vivió de una manera radical las virtudes de la mansedumbre, la pobreza y la caridad.
Actitud contemplativa, conservando la centralidad en Cristo.
Tuvo una profunda experiencia de Dios como padre.
Vivió de una manera radical el evangelio.
Era crítico y comprometido con la realidad.
Tenía el don del amor a los enemigos.
Era apasionado por el Reino, como evangelizador.
Su comunión con la pasión de Dios transparentada en su celo ardiente y en su impaciencia apostólica.