martes, 24 de junio de 2008

la espiritualidad embera

ESPIRITUALIDAD EMBERA

Los pueblos indígenas, viven de acuerdo al Espíritu. Este espíritu se encuentra en la dinámica del territorio, por eso la espiritualidad es la esencia del existir, pues todo está lleno de ese espíritu.
La fuerza espiritual de los pueblos indígenas hay que ubicarla en el contexto de la resistencia.
Las fuentes de la espiritualidad se pueden resumir así:
Los ancestros: espíritus aliados permanentes que nos conectan con el origen.
La historia: Donde el pasado va adelante, la tradición de los mayores va orientando el existir.
La energía cósmica: Los espíritus de la naturaleza que comunican vida, previenen desórdenes, pueden hacer daño.
La espiritualidad se puede expresar en los relatos míticos y en los rituales.
LA POBLACIÓN EMBERA
Los indígenas embera, ocupan dos tipos de hábitat tradicional, ambos ligados con las selvas húmedas del pacífico; uno de ellos es la llanura pacífica, fundamentalmente chocoana, otra es la vertiente occidental de la cordillera occidental en sus partes más bajas y cálidas, por debajo de los 1000 metros sobre el nivel del mar. Pero este hábitat se ha ido extendiendo por diferentes causas y hoy se puede encontrar comunidades embera en Córdoba, Antioquia, Caldas, Risaralda, Santander, Quindío, Valle del Cauca,…También en Ecuador y Panamá.
Su actividad económica básica es la agricultura, plátano y maíz sobre todo con pesca, caza.
El poblamiento tradicional es de tipo disperso a lo largo de los ríos principales o de sus afluentes, teniendo a agruparse por parentelas, cuya naturaleza no ha sido bien definida aún.
El pueblo Embera ha resistido a través de la historia gracias al mundo cultural heredado de Karagabí, el dios creador del mundo, en la cosmogonía Emberá. Se distinguen tres grupos de Embera: Katío o Eyábida, Chamí y Dóvida.

LAS ACTIVIDADES DEL JAIBANÁ
La curación de las enfermedades de los embera no es la única actividad efectuada por el jaibaná, pese a que es ella la que ha sido el eje de la atención de investigadores y otros extraños que visitan sus comunidades siendo, por lo tanto, la más detallada y sobre todo la cual se tiene la información más amplia.
La ceremonia curativa recibe el nombre de “canto del jai” y tiene lugar en horas de la noche, bien en la casa del enfermo, bien en la del jaibaná. Con indicaciones del Jaibaná antes se prepara gran cantidad de chicha, preferentemente de maíz aunque también puede ser de panela o ser reemplazada o complementada por aguardiente u otra clase de bebida.
En el tambo se arregla un “altar”, a lo cual se llama “poner banco”. En algunos sitios consiste en una pequeña casa de tablas y/o parumas para colocar al enfermo y una barbacoa sobre la cual se colocan totumas con la chicha y con otros alimentos así como flores. Frente a ella, se sienta el jaibaná sobre un banco tallado en madera con la figura de un animal. En otras partes el “altar” está formado por varios adornos tejidos en cogollo de iraca y que cuelgan del techo; en el suelo, bajo estos adornos, hay un tendido de hojas de biao sobre el cual descansan los recipientes que contienen bebidas y alimentos. Tallas de madera con figuras antropo y zoomorfas, unas en forma de muñecos y otras figurando largos bastones, completan los objetos que intervienen aquí.
Al atardecer cuando ya han llegado los invitados y cae la noche, el enfermo es colocado dentro de la casita, si la hay o a un lado del altar. El jaibaná se sienta en su banco sosteniendo sus bastones con la mano izquierda, apoyados en el suelo, y agarrando una hoja de palma o de biao en su derecha comienza a cantar, como lo hará rítmica y sostenidamente durante toda la noche, hasta terminar su “trabajo”.
El jaibaná suspende el canto y toma la chicha, se levanta y danza alrededor del enfermo, mientras agita o hace vibrar con fuerza la hoja que sostiene en la mano, pasándola a veces, por encima del cuerpo del enfermo, como si limpiara algo. Algunos chupan el cuerpo del enfermo, directamente con la boca o con tubos de carrizo, y soban sus miembros con los bastones de jai.
Mientras tanto los asistentes también beben, pero la mayoría de ellos prestan muy poca atención a los actos del curandero. Algunos bailan, otros conversan y ríen, otros más oyen radio, los niños corren y juegan mientras el canto vibra en la noche.
El Jaibaná habla de los síntomas de la enfermedad, comenta sus experiencias y su aprendizaje, habla con sus maestros, aquellos que les enseñaron a cantar el jai y los llama para que aúnen fuerzas con las suyas y lo ayuden a curar. Y llama también a los jais de animales “dueños” de la enfermedad para que, a sus órdenes y bajo su control, saquen el jai de la enfermedad y alivien al enfermo.
Los jais vienen y participan de la comida y de la bebida, de la fiesta, bailando y, según algunos, haciendo música. Al final, cumplida su misión, aliviado el enfermo, los jais se marchan a la selva llevando el jai causante del mal, el cual ha quedado ahora bajo control del jaibaná. Los asistentes destapan comidas y bebidas y las consumen, continuando la fiesta hasta el amanecer.
Pero no solo las personas pueden ser curadas, también la tierra. Antes de la siembra, el jaibaná viene a la rocería y canta su jai para ahuyentar a los “achaques”, los jais que pueden hacer que caigan plagas a los sembrados o vengan los predadores del monte y hagan fracasar la cosecha, dejando así la tierra limpia y apta para un siembra exitosa.
También puede ser curada una casa cuando en ella están cayendo enfermedades a sus habitantes o las actividades de estos terminan en el fracaso, o un río cuando en él comienza a faltar la pesca, o un espacio de selva cuando los animales parecen evitarlo y la caza es infructuosa.
Este poder sobre los animales es de importancia, dada la frecuencia de las migraciones, en la humanización del espacio para convertirlo en un nuevo territorio. Al llegar a un nuevo sitio, es muy necesario que el Jaibaná lo limpie, expulsando las culebras, las demás plagas y alimañas y los monstruos que lo hacen invisible, posibilitando el asentamiento humano.
Pero este poder puede ser usado también en forma negativa. La envidia de un Jaibaná, los conflictos entre grupos de Embera, puede llevar a que un Jaibaná ahuyente los peces de un trayecto del río o los animales de cacería de un sector de la selva, logrando, en ocasiones, la partida de sus habitantes, a no ser que ellos se sirvan de otro Jaibaná, más poderoso que el primero, que logre neutralizar sus efectos, posibilitando la permanencia.
Al mismo tiempo que el Jaibaná logra domesticar las serpientes más venenosas, teniéndolas como mascotas y cuidanderas de su casa o de sus sembrados, también puede dirigirlas a morder uno de sus enemigos o aun contrario de quien solicita sus servicios.
Esta “brujería” se extiende a los jais de todas las enfermedades pues lo mismo puede expulsarlos del cuerpo de un enfermo para curarlo, puede enviarlos a penetrar en otro indígena, produciéndole la enfermedad correspondiente.
Muchos Jaibanás aprenden a conocer las propiedades curativas de las plantas, complementando con ellas sus actividades de curación, usándolas siguiendo las indicaciones que reciben de los Jais durante su comunicación con ellos.
Su poder se amplía a los fenómenos naturales, produciendo provocar lluvias, rayos, truenos, tempestades e inundaciones y hasta temblores de tierra, logrando, también, atraer la oscuridad.
Pero la principal capacidad del Jaibaná es la del control de los “sueños” lo que le permite “ver” por encima de los límites del tiempo y la distancia. Así, una gran parte de la enseñanza de un Jaibaná es transmitida a su discípulo durante los sueños de éste, dirigidos por su maestro quien le aparece a ellos, instruyéndolo.
Los Jais son las distintas manifestaciones de la vida del hombre y la mujer, sea a aspectos esenciales de ellas como el pensamiento, la palabra, el movimiento, sea a parte del organismo como los miembros, el esqueleto, el corazón, la cabeza, las diversas capas de la piel, sea a manifestaciones derivadas como las sombras del día (o del sol) y de la noche (o de la luna).
MITOS, RITOS, SIMBOLOGÍA EMBERA
El pueblo Embera posee mitos, cuentos, leyendas que narran extensamente acontecimientos a través de imágenes y símbolos sacadas de la vida cotidiana que se pasan de generación en generación por medio de la tradición oral.
Estas narraciones expresan la conciencia del hombre y la mujer frente al misterio, la contemplación del mundo de lo sagrado que supera toda explicación humana. Es la parte más secreta del patrimonio cultural, la síntesis de sus creencias, de su valor religioso, de su idea de Dios y de su ámbito moral. Además están los elementos fundamentales de su realidad: le recuerda el deber del bien, cual es el lugar que ocupa en el universo y el sentido de su historia.
También se desprenden características constitutivas del ser supremo. El creador no hace alarde de su poder, está presente pero no siempre impone; acepta con gusto la discusión de los compañeros y compañeras, y hasta respeta al adversario, está presente como origen del mal, para enseñar que también el hombre y la mujer debe reconocer que no son dueños de la libertad ajena.
SIMBOLOGÍA EMBERA
AGUA. Limpieza, alegría, comunicación, abundancia, amor, transparencia. Realizan sus necesidades fisiológicas, aseo personal, preparación de alimentos, medio de recreación, transporte a otras comunidades, proporciona alimentos, invita a la armonía, autoestima entre las personas y las comunidades. El Jaibaná usa agua recogida en diferentes lugares: cascada, remolino, laguna.
ALTAR. Es el espacio sagrado donde el médico tradicional hace llegar los espíritus que necesita para sus trabajos.
ANCIANO. Autoridad, Sabiduría, respeto, poder.
ANTOMIA. Diablo.
ARBOL JENENE. (Árbol del agua) hermandad, abundancia, unidad.
Es la camisa de la madre tierra que la protege del sol, del viento y la tempestad. Enseña a vivir en comunidad, fortalecer la cultura, la organización, además proporciona alimento y descanso.
Lugar sagrado y fuente de vida.
ARDILLA. (Chidima) agilidad, rapidez, prontitud en pensar y actuar, capacidad de tomar decisiones.
COMIDA. Vida, buena salud, alegría, unidad, amistad, prosperidad.
CULEBRA. Espíritu malo, traición, maldad. Si sueña que un perro le muerde es que lo va a picar una culebra o la encuentra en su camino.
Infidelidad de las parejas, buscar la forma de hacerle mal a otras personas para verlas sufrir.

CHICHA. Integración, unidad, alegría. Se toma en días especiales: trabajos comunitarios y ritos en donde participa la comunidad. Purificación.
Es una bebida fundamental en la vida del indígena.

GENZERA. (Hormiga conga) egoísmo, orgullo, enemistad, aislamiento, mezquindad.

JAGUA. Protección, purificación, resistencia, belleza. Se baña el cuerpo de los recién nacidos y de las jovencitas. También se usa para pintar las muñecas del jaibaná, para la pintura facial y es medicina.

PLANTAS MEDICINALES. Curación, purificación, bienestar, salud.

PLANTAS OLOROSAS. Perfumar, purificar. Se lava el piso y el altar donde el jaibaná canta el Jai.
MITOS EMBERA
LA CREACION DE LA HUMANIDAD EMBERA
A continuación se narra dos mitos y un rito embera:
Tutruicá es el viento. Cuando comenzó andar en el mundo de arriba, todavía no había tierra ni personas. Todo era tiniebla y agua. Tutruicá manejaba la gente del mundo de abajo que le pertenecía, luego Tutruicá fue a conocer el mundo de arriba el cual manejaba Karagabí. Tutruicá la preguntó a Karagabí que por qué en este mundo no existían personas, Karagabí le contestó que por qué le hacía esta pregunta pues no tiene derecho a hacérselas, desde ese momento hicieron un acuerdo; Karagabí manejaría el mundo de arriba y Tutruicá el mundo de abajo. Se preguntaron mutuamente cual era el origen de cada uno, Karagabí le contestó que él había salido de una saliva y Tutruicá había salido del viento.
Tutruicá le dijo a Karagabí que le gustaría ser su hermano, Karagabí aceptó pero le puso una condición, que sin malicia, porque él se dio cuenta que Tutruicá le quería quitar el poder. Tutruicá, le contó que en el mundo ya tenía las personas creadas. Karagabí le contestó que a él le faltaba todavía crear muchas personas. Tutruicá le propone a Karagabí hacer personas y acepta.
La compañera de Tutruicá, Genzerá, también era mezquina como Tutruicá, ella subió al mundo de Karagabí y le robó toda el agua. El agua desapareció.
La tierra quedó movediza y pantanosa, y no era especial y buena para crear al hombre y la mujer. Tutruicá tenía la tierra creada y era buena para crear los muñecos, para crear el hombre y la mujer embera. Karagabí le pidió a Tutruicá un poquito de tierra. Tutruicá se la dio.
Karagabí consiguió una piedra de Mompabará (piedra fina), la colocó sobre la tierra movediza para que le sirviera de base firme para hacer los muñecos con la tierra que le dio Tutruicá, hizo dos muñecos, les sopló la corona de la cabeza, la frente y sopló también las manos y les dio vida pero no hablaban ni andaban, entonces los dejó dormidos y luego cogió un piojo de su cabeza y lo colocó en la cabeza de los muñecos y los despertó, luego les dio respiración boca a boca para darles el poder de hablar como Karagabí. El hombre y la mujer hablaron y lo primero que pidieron fue agua, porque tenían mucha sed.
Karagabí pidió otro poquito de tierra a Tutruicá e hizo dos muñecos, sopló la corona, la frente, las manos, les dio respiración boca a boca y creo un hombre y una mujer blancos. Entonces Karagabí hizo un indio y una india y la tierra que le sobró la regó y los indígenas y los blancos se multiplicaron. Estos se pusieron a pelear unos y otros, entonces Karagabí dijo que se reunieran en una cueva (la cueva era en forma de túnel), ellos se metieron y allí murieron; el mundo de Karagabí quedó sin personas porque él no quería que pelearan. Nuevamente se quedaron solos Tutruicá y Karagabí. Karagabí le pidió a Tutruicá otro poquito de tierra para crear otra vez al hombre y la mujer embera. El se la regaló después de bregar mucho rato. Hizo dos muñecos, hombre y mujer, les sopló la corona de la cabeza, la frente y las manos, les dio respiración boca a boca y tuvieron vida. Ellos se unieron y tuvieron muchos hijos y se multiplicaron. También hizo otros dos muñecos, hombre y mujer sopló la corona de la cabeza, la frente y las manos, les dio respiración boca a boca y tuvieron vida. Karagabí creo a la mujer y el hombre blanco y se multiplicaron. Nuevamente se pusieron a pelear y como se iban acabar les dijo: hijos, no hagan chicha de plátano maduro, reúnanlos a todos y hagan una fiesta, en la fiesta también estaba Karagabí pendiente de todo.
Todos tomaron chicha, cuando estaban borrachos comenzaron a pelear unos con otros, entonces Karagabí pensó que no había hecho gente buena y decidió convertirlos en animales y los llevó a todos a un túnel, metió a los indígena y a los blancos. Karagabí fue sacando un o por uno y les fue diciendo que animal se iba a convertir y a todos los fue convirtiendo en animales de monte, cada uno se fue donde podía ir a vivir, y así Karagabí creó las fieras, los animales del monte y las aves. Se volvió a quedar Karagabí sin gente. Otra vez pidió a Tutruicá un poquito de tierra buena, Tutruicá se la concedió e hizo dos muñecos india e indio, hombre y mujer blancos. Toda la gente que hizo era buena, los mandó vivir en cada lugar del monte, retirados unos de otros y también hizo lo mismo con los campesinos y todos se multiplicaron.
Karagabí se quedó observando como se multiplicaban y cómo se poblaban en los lugares que ellos escogían.

GENZERA
“El mundo de Dios Karagabí no tenía agua y éste envió mensajeros a buscarla por todas partes y no pudieron encontrarla. Uno de ellos vio a una indígena que llevaba pescados y acababa de bañarse, ésta indígena se llamaba Genzerá.

Al tener el Dios Karagabí noticias de esto mandó a un pajarito llamado colibrí a mirar bien el campo y éste vio que Genzerá entraba por una puerta invisible de un árbol muy grande llamado jenené y él también se apresuró a entrar. Dentro del árbol había mucho agua, Genzerá se bañó y pescó, el colibrí, revoloteando lo veía todo y cuando Genzerá salió, se apresuró el también a salir.

Un día el Dios Karagabí fue él mismo a la misteriosa puerta. Genzerá estaba dentro, Karagabí tocó, ella no contestó, esto lo hizo por tres veces, a la cuarta preguntó Genzerá: ¿Quién es? y Karagabí respondió “soy Yo” entonces la puerta se abrió y Karagabí entró, le pidió agua pero Genzerá no le dio.

Karagabí la cogió por la cintura y la partió en dos partes quedando convertida en una hormiga grande y negra que los indígenas conocen con el nombre de Genzerá, que continuamente tiene en la boca una gota de agua.

Karagabí pensó derribar el árbol para lo cual fabricó hachas de hierro y las mandó a amolar y dieron principio al trabajo y por la tarde se fueron a descansar. Al día siguiente encontraron el jenené sin lesión alguna. Así trabajaron hasta que las hachas se acabaron, entonces hizo hachas de acero mezclado con hierro y cuatro velas metálicas. Así trabajaron día y noche sin suspender el trabajo hasta derribar el árbol que cayó pero no del todo, el copo quedó enredado en unos bejucos y el agua no se vería hasta que cayese del todo.

Karagabí mandó a unos animales: micos, ardillas, monos, a ensayarse para ver cual podía desenredar el árbol y como ensayo determinó que el animal que diera alcance a una fruta tirada de lo alto hacia abajo por él mismo que debía alcanzarla o caer al mismo tiempo que la fruta y sería ese el único que podía desenredar el jenené.
Pues a su caída se había de inundar la tierra y era preciso ser muy ágil para defenderse y no ahogarse, alejándose del jenené.

Probaron inútilmente con la fruta un gran número de animales, hasta que llegó el turno a Chidima, que es una ardilla pequeña y ágil. Chidima cayó antes que la fruta y desenredó el jenené, una vez desenredado cayó y todo se llenó de agua.

Dividiéndose enseguida así: el tronco en los mares, los grandes brazos en ríos caudalosos y los pequeños brazos en quebradas y arroyos.”

RITO EMBERA
EL NACIMIENTO
El nacimiento se prepara desde el vientre de la madre, por eso ella debe hacerse baños, comer buenos alimentos.
Cuando una mujer da a luz un bebé, lo primero que hacen es matar una gallina si es niño, y un gallo si es niña; esto lo comparten con toda la familia, de lo contrario, el niño y/o la niña cuando crezca va a ser egoísta y hambriento y/o hambrienta. Mientras preparan la comida, el niño o la niña lo bañan con jagua y también la mamá se baña con una planta (chibini purru), este tratamiento lo hace durante una semana o quince días.
Cumplido tres semanas o un mes, el niño y/o la niña le bañan con jagua, y lo siguen haciendo durante la luna llena con plantas medicinales y perfumadas, para defensa personal del niño - niña; luego siguen haciendo otros tratamientos como el népoa; esto consiste en coger un animal como el pájaro carpintero, a este le sacan las uñas y la raspan y le sacan las venas de las dos patas y la mezclan con algún alimento y le dan al niño y cuando crezca, va a tener mucha habilidad para tumbar monte y si es niña, le hacen lo mismo con otro animal para trabajos con la artesanía u oficios domésticos. Este tratamiento lo hacen hasta la edad de doce años, aproximadamente, cada vez cambian de animal.
Al nacer el niño o la niña la placenta la entierran en el fogón y el ombligo se guarda.